Nuevamente tiempos electorales. Renace la incredulidad. 2008 fue un año en que muchos simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se desilusionaron al ver lo que pasaba al interior del partido. La consecuencia político-electoral: el aumento de la abstención o anulación del voto. La consecuencia política: nuevos triunfos para la derecha, representada a nivel federal y regional, por el Partido Acción Nacional (PAN). Es verdad que los partidos no garantizan un buen gobierno; igual lo es, que siempre habrá inconformes con las decisiones tomadas. Gobernar es una tarea difícil.
¿Que es lo que pienso que pasa? Pienso que quienes anulan o son abstencionistas, son aquellos que han sido electores del Partido de la Revolución Institucional (PRI) y el PRD. Una parte del electorado que llevó al poder al PAN, también se halla desencantado, pero no va a dar su voto ni al PRI, y mucho menos al PRD. Puede que también anulen su voto. Pero una buena parte del electorado que votará, lo hará por el PAN, porque, como lo han venido haciendo a partir del año 2000, los dirigentes de este partido están utilizando estrategias de campaña que logren captar la atención de aquellos descontentos. Los dirigentes del PAN saben como convencer al electorado que se haya a la deriva. Además de que conservan buena parte de su base simpatizante.
Los argumentos de los desencantados, aquellos que no votarán o anularán su voto, de que “no hay ni a cuál irle” y de que “los gobiernos son legales pero no legítimos”, el lo real, en lo concreto, no tiene ningún aporte útil. Por el contrario, aunque verdadero, impulsa el desencanto y, por lo tanto, deja que la derecha siga conservando el poder, ahí donde lo tiene (me refiero principalmente al ámbito federal).
Las opciones políticas de votar por algún partido, abstenerte o anular el voto, son eso, opciones. Y como tales, uno escoge la que considera mejor. En mi opinión, la mejor opción es votar. ¿Por qué? Porque aún todavía, la toma de decisiones se ejerce en el ámbito de la política, en los órganos de representación (aunque no sean eso realmente). Hasta el momento, para bien o para mal, es ahí donde se decide. Si las opciones de voto son malas, la de abstención o anulación, no resuelven tampoco nada.
Pensar que no hay opción porque todos los partidos son iguales, me parece una afirmación simplista. El hecho de que algunas elites políticas coincidan en algunos temas, no implica que tengan los mismos intereses. La afirmación que a veces se hace de que el PRI y el PAN son lo mismo, pienso que debe matizarse y analizarse bien.
La abstención y anulación de los votos en las próximas elecciones será reflejo de una sociedad descontenta y desilusionada de la política, que se hará cada vez más apática. Pero el electorado que participará, aunque el menor, es el que tal vez mantendrá a Acción Nacional en el poder, sin quererlo, como una consecuencia imprevista.
Héctor García Montiel
hegarmon@yahoo.com
28 de mayo de 2009
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