Creo que deberíamos leer sólo el tipo de libros que nos lastimen y apuñalen. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta de un golpe en la cabeza, ¿para qué lo estamos leyendo? Necesitamos libros que nos afecten como un desastre, que nos duelan profundamente como la muerte de alguien que quisimos más que a nosotros mismos, como estar desterrados en los bosques más remotos, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros.
Franz Kafka
Muchas
veces pensamos que la lectura es un mero acto mecánico de pasar por los ojos
por un texto. O que la lectura no sirve para mucho, o que te crea ciertos aires
de arrogancia. No, la lectura puede ser eso, pero significa mucho más. Es la
puerta para el desarrollo de distintas habilidades y capacidades; es, por
supuesto, un medio de información, y en un mundo construido por la mentira y la
desinformación, la lectura representa una ventana a la libertad de pensamiento.
Es la posibilidad de meterte en el traje de alguien más, de viajar a épocas
pasadas, de entender el pensamiento de la gente que no piensa como tú, de
apreciar la imaginación, propia y ajena, en todo su esplendor. Si hay quien
piensa que leer te cubre con aires de gloria, o que te da el saber absoluto, se
equivoca. Sor Juana decía: “No estudio para saber más sino para ignorar menos”.
Si hablamos de conocimientos disciplinares, leer nos permite alcanzar comprensiones
que de otra manera sería difícil, porque precisamente en los libros, en la
lectura, están distintos tipos se saberes, cientos, miles, que no podríamos
adquirir si no leemos. Leer nos permite estar enterados de lo que pasa en el mundo,
interpretarlo de acuerdo no sólo a nuestra propia óptica, sino viéndolo en su
complejidad y en su vastedad. Enorme el mundo y enorme la imaginación de
quienes escriben y de quienes leemos: mares, selvas, espacios, planetas,
duendes, castillos, magos, monstruos, vaqueros, brujas, caníbales, mansiones
embrujadas, animales asesinos, lo más lógico, lo más imprevisto, lo más
dramático, lo más fantasioso, lo más aventurero, lo más romántico, lo más sexoso,
lo más divertido, lo puedes encontrar en la literatura.
Leer
sirve para crecer en varios sentidos: en la imaginación y si uno crece a lo
largo y ancho en su imaginación, podrá imaginar actividades, proyectos, tareas,
textos; y después de imaginar podrá construir y realizar cada una de esas
cosas. Leer permite lograr objetivos.
La
lectura no lo es todo para desarrollarte en la vida, pero ayuda mucho: distrae,
mientras de manera indirecta vas adquiriendo distintas habilidades; divierte, mientras
aprendes de títulos y autores; te permite generar actividades que generen plata,
como talleres o edición de revistas.
Leer
no implica abandonar la experiencia, el trabajo, el paseo, la comodidad; por el
contrario, complementa todas esas actividades. No te hace mejor o peor persona,
pero te da elementos para darte cuenta si eres mejor o peor persona. Leer sólo
complementa las actividades que regularmente hacemos de manera cotidiana, y puede
convertirse en una más.
Leer
también te implica entender de otra manera lo que lees, lo que sabes. Entonces
hay una relectura, una reinterpretación de los saberes propios, un cuestionamiento
de las verdades asumidas como tal desde hace mucho. La lectura deconstruye.
No
se trata de sobrevalorar la lectura por encima de otras prácticas, se trata de
no dejar de insistir en que leer es una actividad más en el desarrollo de las personas.
Leer complementa, no invalida; aporta, no resta; permite, no obstaculiza; abre,
no cierra, como muchas otras actividades.
Lo
cierto es que leer, y eso lo podemos confirmar con toda seguridad los lectores,
te desarrolla múltiples habilidades: te perfecciona en ortografía y redacción,
ya que las construcciones sintácticas de los textos se van quedando grabadas en
el cerebro; te dota de vocabulario, que a la vez te permite resignificar
algunas cosas; te fortalece, como otras tantas actividades, la capacidad de
concentración; te permite ver las cosas a través de distintos lentes, no
blanco, no negro, sino en toda la diversidad de colores que componen una
acción, un hecho histórico, un movimiento social, un noviazgo, el amor, la
violencia, la vida en la ciudad y en el campo, la experiencia individual y
colectiva, en fin, cada elemento está conformado por una red que conecta muchas
y distintas cosas. Leer te permite complejizar.
Debemos
promover la lectura, y después de habernos convertido en lectores, cada persona
valore si tiene o no tiene caso que leamos como práctica complementaria de
nuestras actividades diarias.