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¿De qué familia habla, señor presidente?

Revoluciones sociales van y vienen y la ética, la moral y los valores sociales y humanos que sustentan estos dos conceptos permanecen invariables. Durante su participación en el sexto Encuentro Mundial de las Familias, el presidente Calderón dejó ver su ignorancia por paradigmas ya superados, como es el caso de “la familia”, aquella que la iglesia católica, a pesar de chocar con la realidad social, busca imponer como modelo, y que se compone de la pareja heterosexual y los vástagos generados en el matrimonio (modelo familiar tradicional). Este modelo que tanto apologiza el presidente Calderón actualmente corresponde a poco más de la mitad de los hogares mexicanos. Es decir, casi la mitad de los hogares mexicanos no tienen la configuración que la iglesia y el presidente Calderón desean. La explicación de porque no se tiene el modelo familiar “tradicional” es compleja y apunta a varios lados, más allá de lo que se conoce como “familia disfuncional”, concepto que por tener un adjetivo tan fuerte debe ser motivo de revisión. Lo que llamaremos “familias alternas” lo conforma una diversidad de formas de organización doméstica que pueden basarse o no en la consanguinidad y en las relaciones de parentesco.
Las familias que no son “la familia” (modelo ideal de la iglesia católica… y del jefe del estado mexicano), según se infiere por lo dicho por el presidente durante su participación, son proclives de generar delincuentes potenciales. Con esta idea, de eminente carácter spenceriano, el presidente ignora que el darwinismo social es una teoría que se matiza a la luz múltiples factores, y que en este siglo XXI, pensar que la morfología de las relaciones parentales incide directamente en la delincuencia vivida en los últimos años, es un pensamiento bastante simplista, cuando no erróneo del todo. ¿O es que podemos relacionar también la delincuencia de alto rango, aquella que se conoce como corrupción, y que sólo practican los hombres del poder, con está misma concepción del presidente Calderón? ¿Los delincuentes del Fobaproa provienen también de familias con un solo progenitor o separadas? Para hablar de la delincuencia, problema principal del presidente Calderón, en un contexto como el del sexto Encuentro Mundial de las Familias, el presidente hizo uso de un discurso patético, excluyente, anacrónico y poco real.
Por otra parte, cuando el presidente comenta que “también presenciamos, cada vez más, que de acuerdo con la legislación civil [el subrayado es mío], la práctica del divorcio propicia que muchas familias vivan un proceso de desintegración y de reintegración en ocasiones hacia nuevos núcleos familiares”, está, de alguna manera, poniendo en duda la viabilidad de la legislación civil para el modelo de familia que defiende. Con está acción el presidente también demuestra su desconocimiento sobre el Estado laico y la historia de éste país. El laicismo del estado mexicano no es obra de fanáticos antirreligiosos ni de jacobinos mataduras. La Reforma que en materia de religión se llevo a cabo en la segunda mitad del siglo XIX fue hecha por juristas que comprendieron la necesidad de separar los poderes de la iglesia y los del Estado.
Los nuevos tiempos se convierten en los viejos tiempos en el mismo presente en que se viven.

Héctor García Montiel
hegarmon@yahoo.com
19/01/2009

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