jueves, 28 de mayo de 2009

Nuevamente tiempos electorales.

Nuevamente tiempos electorales. Renace la incredulidad. 2008 fue un año en que muchos simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se desilusionaron al ver lo que pasaba al interior del partido. La consecuencia político-electoral: el aumento de la abstención o anulación del voto. La consecuencia política: nuevos triunfos para la derecha, representada a nivel federal y regional, por el Partido Acción Nacional (PAN). Es verdad que los partidos no garantizan un buen gobierno; igual lo es, que siempre habrá inconformes con las decisiones tomadas. Gobernar es una tarea difícil.
¿Que es lo que pienso que pasa? Pienso que quienes anulan o son abstencionistas, son aquellos que han sido electores del Partido de la Revolución Institucional (PRI) y el PRD. Una parte del electorado que llevó al poder al PAN, también se halla desencantado, pero no va a dar su voto ni al PRI, y mucho menos al PRD. Puede que también anulen su voto. Pero una buena parte del electorado que votará, lo hará por el PAN, porque, como lo han venido haciendo a partir del año 2000, los dirigentes de este partido están utilizando estrategias de campaña que logren captar la atención de aquellos descontentos. Los dirigentes del PAN saben como convencer al electorado que se haya a la deriva. Además de que conservan buena parte de su base simpatizante.
Los argumentos de los desencantados, aquellos que no votarán o anularán su voto, de que “no hay ni a cuál irle” y de que “los gobiernos son legales pero no legítimos”, el lo real, en lo concreto, no tiene ningún aporte útil. Por el contrario, aunque verdadero, impulsa el desencanto y, por lo tanto, deja que la derecha siga conservando el poder, ahí donde lo tiene (me refiero principalmente al ámbito federal).
Las opciones políticas de votar por algún partido, abstenerte o anular el voto, son eso, opciones. Y como tales, uno escoge la que considera mejor. En mi opinión, la mejor opción es votar. ¿Por qué? Porque aún todavía, la toma de decisiones se ejerce en el ámbito de la política, en los órganos de representación (aunque no sean eso realmente). Hasta el momento, para bien o para mal, es ahí donde se decide. Si las opciones de voto son malas, la de abstención o anulación, no resuelven tampoco nada.
Pensar que no hay opción porque todos los partidos son iguales, me parece una afirmación simplista. El hecho de que algunas elites políticas coincidan en algunos temas, no implica que tengan los mismos intereses. La afirmación que a veces se hace de que el PRI y el PAN son lo mismo, pienso que debe matizarse y analizarse bien.
La abstención y anulación de los votos en las próximas elecciones será reflejo de una sociedad descontenta y desilusionada de la política, que se hará cada vez más apática. Pero el electorado que participará, aunque el menor, es el que tal vez mantendrá a Acción Nacional en el poder, sin quererlo, como una consecuencia imprevista.

Héctor García Montiel
hegarmon@yahoo.com
28 de mayo de 2009

Nuevas limitaciones a la formación del ser humano

Nuevas limitaciones a la formación del ser humano

Primero la educación primaria, luego la secundaria, ahora la media… ¿Será que también en un futuro cercano las facultades de filosofía y aquellos centros de investigación social y humanística lleguen a desaparecer de la oferta educativa y/o como centros de trabajo?
Desde mi perspectiva, el problema, además de incluir al gobierno federal y a organizaciones internacionales (OCDE), involucra, o debería hacerlo, a toda la comunidad que directa o indirectamente está implicada en el problema. Me refiero, principalmente, a la “academia”, ese cuerpo social constituido por profesores, investigadores y estudiantes de todos los niveles.
Dos de las implicaciones político-sociales que esto trae consigo: la primera tiene que ver con la falta de sentido ético de las autoridades, de no consultar y discutir con la contraparte. Es decir, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), está tomando decisiones de manera inadecuada, sin consultar a la ciudadanía. Que lo ha hecho siempre y en todos los rubros, es cierto. Que lo sigue haciendo, es cierto. Que la contraparte (los afectados) seguimos estáticos, también es cierto. La otra implicación, tiene que ver con la situación del inmovilismo político de los sectores afectados. Si como dice el IFE, el poder está en nuestras manos, parece que la sociedad mexicana, y principalmente en este caso el sector académico y educativo, es manco. Los hilos de la democracia deben moverse. El voto es mera democracia electoral. La democracia educativa se construiría debatiendo, entre otras cosas, si es o no pertinente la eliminación de los contenidos filosóficos y humanísticos de los planes y programas de estudios.
Es slogan de “tú tienes el poder” debe aplicarse a la toma de decisiones. En este momento es necesario que la comunidad académica, educativa y estudiantil rechace y eche para atrás las reformas que la SEP ha estado tomando en torno a los planes y programas educativos de todos los niveles. Es necesario que las autoridades de los centros educativos de todos los niveles, de los centros de investigación, los investigadores pertenecientes a ellos, los profesores, los trabajadores administrativos, los estudiantes y los padres de familia, muestren su postura crítica e independiente, ya sea a favor o en contra, pero no aceptando sin decir nada decisiones que atentan no sólo contra la historia de nuestro país, sino también contra la formación reflexiva y crítica del ser humano.
Quienes sientan que la decisión de la SEP atenta de una u otra manera contra la completa formación del ser humano, que hagan llegar su descontento a las autoridades. Que las organizaciones sindicales académicas y educativas honestas, convoquen a foros de análisis, donde se vea lo viable o no de las decisiones de la SEP, y que en caso de que se vea inviable, se presiones política y legalmente para que se haga valer el poder que la democracia debería generar.


Héctor García Montiel
hegarmon@yahoo.com
mayo, 2009