martes, 3 de agosto de 2010

Así se viven los centenarios.

Así se viven los centenarios.

Año de festejos centenarios. Año de taparle el ojo al macho con la coreografía y las luces de una Independencia poco cuestionada y una Revolución ya no sólo interrumpida, sino abortada por completo. El que esto escribe se enteró el día de ayer por la prensa que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes pagó 8 millones de pesos en indemnizaciones a funcionarios que no les correspondía. La cosa no me sorprende mucho, ya se sabe que desde Sari Bermúdez y Vicente Fox, el CNCA se volvió el refugio salarial de muchos amigos de los gobernantes panistas.

El 27 de enero, dirigí una carta al presidente de la República, a través de la página de la Presidencia de Atención a la Ciudadanía. En dicha carta hacía uso del derecho de petición que la Constitución me otorga, y demandaba al presidente la asignación de recursos al Instituto Nacional de Antropología e Historia, para realizar proyectos que se vinculan directamente con a celebración del centenario de la Revolución. Uno de esos proyectos contempla hacer una serie de programas radiofónicos con testimonios orales de los participantes en dicho proceso histórico.

La incongruencia gubernamental, desde el presidente de la Republica hasta la presidenta del CNCA, se manifestó desde el primer momento: la respuesta a mi petición fue vaga y, de hecho, no atendida. En esa carta mencionaba que los salarios anuales que ganan aquellos que realizan el trabajo es de 60 mil pesos anuales. Sí, así es: 60 mil pesos anuales. Según el periódico Reforma, el anterior presidente del CNCA fue indemnizado al presentar su renuncia con nada menos que 413 mil pesos, cantidad similar a la que ocupan 4 contratos anuales para la realización de proyectos culturales, de investigación o divulgación histórica.

La poca visión cultural, educativa, histórica y analítica que las autoridades tienen respecto a la Independencia y la Revolución, los lleva a hacer gastos exorbitantes, como el que el gobierno federal hizo al contratar a una casa productora para el festejo de estos acontecimientos históricos. Se trata, nuevamente, de hacer de la historia una escenografía por la cual transitarán los grandes personajes de la historia, dejando de lado y ocultando, los procesos, las luchas y los valores que se gestaron en esas dos revoluciones.

Ni hablar, la cosa es así. Como diría Mafalda: Lo urgente siempre por delante de lo necesario. Es urgente darle a la población pan y circo; pero también es necesario presentarle los procesos históricos de la Independencia y la Revolución no como meros hechos actorales, sino como hechos históricos que traen y dejan tras de sí, problemas todavía no resueltos.

Héctor García Montiel
hegarmon@yahoo.com
03/08/2010

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