Con éste título el gobierno federal lleva a cabo una campaña en la lucha contra el narcotráfico que pone en riesgo a los menores de edad como sujetos penales, pero que además no ataca de fondo el problema del narcomenudeo. Aparte de esto, se pretende hacer un problema delincuencial lo que es un problema de salud pública. Los encargados de diseñar las políticas contra el consumo de drogas no deberían ser en primer lugar las autoridades policiales, sino las del sector salud. Porque si bien son problemas que se implican, el narcotráfico es una cosa, y el consumo de drogas es otra. La idea del antidoping en primarias y secundarias, el reforzamiento de la seguridad en estas zonas y los programas que pretenden imponer en alrededor del problema son elementos que atacan sólo por encima el problema. Lo que se afirma es que aunque se detengan a los vendedores de drogas al menudeo, inmediatamente aparecerán más, y lo harán por tres importantes causas: la necesidad del mayorista de vender su producto; la necesidad de los vendedores al menudeo de tener un ingreso monetario (indiscutiblemente, más allá del problema de justicia o de salud, la venta de drogas al menudeo representa una entrada monetaria para quienes a esto se dedican); la demanda por parte de los consumidores.
Si lo que se quiere es acabar con el narcotráfico y/o el consumo de drogas, deberían comenzar por atender a los consumidores desde el punto de vista de la salud pública; y respecto a los narcotraficantes, el problema se resolvería con decomisar las tierras donde las drogas se producen, atacar al narcotráfico pero desde arriba, que corten de tajo la producción; igualmente para evitar la introducción de drogas provenientes del extranjero, la revisión aduanal, por parte del ejército y las policías respectivas, debería estar fuera de toda currupción. Al toro, por los cuernos. El consumo y el narcotráfico son problemas diferentes, aunque paralelos. Atendamos cada uno según su real presencia.
Si lo que se quiere es acabar con el narcotráfico y/o el consumo de drogas, deberían comenzar por atender a los consumidores desde el punto de vista de la salud pública; y respecto a los narcotraficantes, el problema se resolvería con decomisar las tierras donde las drogas se producen, atacar al narcotráfico pero desde arriba, que corten de tajo la producción; igualmente para evitar la introducción de drogas provenientes del extranjero, la revisión aduanal, por parte del ejército y las policías respectivas, debería estar fuera de toda currupción. Al toro, por los cuernos. El consumo y el narcotráfico son problemas diferentes, aunque paralelos. Atendamos cada uno según su real presencia.
Comentarios
Excelente esfuerzo de luz en la edad del liberalismo cibernético (el concepto es de Francisco Meyer, el otro Meyer: el Meyer Queretano).
Esperemos que tenga consistencia y continuidad y pluralidad.
Y sobre todo encuentre lectores llenos de luz y energía e ideas.
Por lo demás las diferencias no impiden los afetos ni el amor nubla la mirada crítica.
Un abrazo de luz, mi querido amigo de Énfasis Crítico, Héctor García Montiel.
Fraternalmente,
Julio Figueroa.
Qro. Qro.
23-X-2007.
¿Qué piensas al respecto?
Sólo sugiero que el número de comentarios no determine tu continuidad.
¿El siguiente tema cual será?
Saludos.
Héctor García
Felicidades por este nuevo espacio de debate y reflexión. Saludos!
Em.
P.D. Me parece que el acento en "con éste..." está demás.